Acerca del blog


¿Por qué un blog sobre metafísica? ¿Acaso tiene sentido hoy la metafísica? ¿Para qué la metafísica si ya está la física dando cuenta detallada de cómo funciona el mundo? Vivimos en una época de confianza en la ciencia y de fe en la tecnología. Sí, “fe”, porque no es otra cosa lo que poseen la mayor parte de quienes se consideran ilustrados. Ciertamente, no deja de ser curioso que esta nueva “fe”, esta creencia ciega en lo científico, suela estar más arraigada conforme menor sea la preparación técnica de quien la profesa y conforme menos herramientas intelectuales posea para aproximarse a los planteamientos de la ciencia actual.

Es tal el progreso científico de los últimos cien años que hemos dado la espalda a todo lo que suena trascendente, burlándonos de las especulaciones sobre los principios de las cosas con aire de suficiencia. “Metafísica”, decimos, dando a entender que el tema suena antiguo, como si fuera sólo asunto de mentes desocupadas y más bien rancias que disfrutan con cierto retorcimiento verbal. La metafísica nos parece algo muy alejado del practicismo de la modernidad o de la vorágine manierista de la posmodernidad. La ciencia, creemos, es o será suficiente para explicar los porqués de todas las cosas. La religión parece estar en declive entre quienes se consideran preparados intelectualmente y hoy se asocia la metafísica sólo con la aproximación religiosa al mundo. Por otra parte, la filosofía, hoy, hablando en general, parece que tiende a abandonar los asuntos metafísicos, acomplejada por el prestigio de la ciencia experimental, o, como mucho, dejando el terreno libre a la física teórica.

Pero lo sorprendente es que la física actual no ofrece respuestas concluyentes, sino que, en realidad, vuelve a abrir preguntas y nos conduce a un mundo cada vez más misterioso y más alejado de nuestra razón. Dicho de otra manera, la física moderna nos lleva de la mano a la metafísica. A modo de ejemplo, el concepto de “onda de probabilidad” escapa a lo que cualquier mente humana es capaz de entender, más allá de la analogía matemática con la ecuación de onda. Las alternativas a este concepto, como la existencia de una infinitud de caminos hipotéticos que recorrería toda partícula, aún son más difíciles de aceptar por nuestra razón. ¡Y qué decir ya de cuestiones como que la observación de una partícula afecta a otra partícula, que podríamos llamar su gemela, que pudiera estar a millones de kilómetros de distancia! Por no hablar de la creencia en la infinidad de universos paralelos que surgirían cada vez que se abriera una posible indeterminación. Pero lo más inquietante es que sabemos que las ecuaciones de la física cuántica que describen el comportamiento de esos elementos extraños que solemos llamar partículas (pero que no tienen nada que ver con lo que tradicionalmente hemos entendido por partículas) funcionan, hasta el punto de que se puede llegar a predicciones con una exactitud de unos 12 dígitos, muchísimo más que ninguna teoría asentada sólidamente en la razón había conseguido lograr hasta ahora.

Quizá por todo ello, de alguna manera hoy la metafísica, con todos sus interrogantes, puede ofrecer esa reflexión global que la ciencia no tiene posibilidades de realizar, al menos de momento. En nuestra opinión, la metafísica tiene pleno sentido en el mundo en el que vivimos. Las inquietudes del hombre no han desaparecido; antes al contrario, conforme más avanzamos en la Conciencia, tanto en la individual como en la colectiva que el “Espíritu de la Historia” va construyendo, más necesitados estamos de filosofía y, en concreto, de metafísica. Siguen inquietándonos las mismas preguntas que han interesado al hombre de todos los tiempos y probablemente de la mayor parte de las culturas. Preguntas respecto al mundo: si el mundo, lo que nos rodea, lo que percibimos o creemos percibir por nuestros sentidos es real o no, y también qué entendemos por realidad; si el mundo obedece a una razón o es el resultado del azar; si el mundo existe desde siempre o ha surgido en un “momento” determinado; si el tiempo nace con el mundo o preexiste. Y también preguntas respecto a nosotros, los hombres: si somos un ente más, como las rocas, las estrellas o los peces, o si somos entes privilegiados, en la medida en la que participaríamos de una Razón Universal; si nuestra consciencia, nuestro sentido del yo, tiene algo de realidad o es una mera ilusión; si somos libres, es decir, si ese yo guía nuestros actos, o si somos un puro mecanismo, si nuestro comportamiento obedece solo a leyes semejantes a las de la mecánica; si nuestra existencia responde a un plan, es decir, si tiene algún sentido nuestra presencia en el mundo, o si, por el contrario, somos prescindibles y nuestra vida es mero resultado de la casualidad; y ello tanto en lo individual como en lo colectivo, pues también podría ser que la Humanidad fuera necesaria, pero la existencia de cada uno de los hombres fuera completamente prescindible, que fuéramos intercambiables unos por otros.

Este blog pretende ver la filosofía clásica, en especial la metafísica, con los ojos del conocimiento actual y, así mismo, iluminar la ciencia actual con los principios metafísicos clásicos. Creemos que ese intercambio de puntos de vista, que se van entrelazando en un juego de espejos que recorre el tiempo, puede ser enriquecedor para la explicación del mundo que hemos ido construyendo en cada momento de nuestra historia. A modo de ejemplo, el fundamento geométrico de los constituyentes materiales que se describe en el Timeo de Platón (tierra/hexaedro, agua/icosaedro, aire/octaedro, fuego/tetraedro) se entiende mejor si se conoce la Teoría de Grupos y la relación establecida y verificada entre geometría y propiedades materiales de las moléculas simples y compuestas. Así mismo, la lectura del Timeo puede enriquecer el debate actual sobre si la realidad corporal última es forma matemática pura o requiere de un sustrato donde asentarse y, en caso de que así sea, en qué consiste ese sustrato.

Por ello, junto a entradas específicamente metafísicas, también habrá otras dedicadas a explicar conceptos de interés filosófico que nos aportan hoy en día los avances de la física, la tecnología, la neurología, el psicoanálisis o cualquier otra ciencia de la que tengamos unos mínimos conocimientos. Y habrá también otras entradas dedicadas a contextualizar el pensamiento metafísico de otras épocas, como puede ser el fundamento musical del pitagorismo, por ejemplo. Nuestra creencia en la unidad de la razón (sea humana, alienígena, artificial o, tal vez, divina) nos lleva a pensar que todos estos conocimientos, y en general cualesquiera otros, pertenecen, en un mayor o menor grado de complejidad y adaptados a las perspectivas distintas propias de cada época, a un solo Saber.

En las entradas que utilizan textos de filósofos nuestra actitud siempre ha sido defender los argumentos de los autores, minimizando las posibles discrepancias con nuestros puntos de vista, si las hubiere. Pensamos que la única manera de entender bien un texto y sus argumentos es desde la identificación del lector con la forma de razonar del autor. Nos parece que es preferible dejar los textos con los que no se simpatiza especialmente a otros comentaristas, quienes con seguridad lo interpretarán mejor y obtendrán un mayor aprovechamiento intelectual de ellos.

Los materiales de este blog son de libre utilización, siguiendo las características de la licencia de Creative Commons que aparece al pie, es decir, no modificación y atribución. Lo único que pediríamos es que no se nos atribuyan palabras que no hemos dicho, es decir, que cada uno cargue sólo con los disparates propios. Todos, nosotros los primero, salvo los genios, lo único que hacemos constantemente es glosar los textos de otros, y a veces sin acordarnos siquiera de dónde hemos leído lo que hemos leído.